Fuente:Ulrich:Believest thou:2005 FAIR Conference:¿Cómo se diferencian la piel de gallina y las emociones que experimento cuando alguien habla en una reunión de testimonios?

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Dr. Wendy Ulrich (2005): "¿Cómo se diferencian la piel de gallina y las emociones que experimento cuando alguien habla en una reunión de testimonios de la piel de gallina y las emociones que experimento cuando el empieza el desfile de las 4:00 de Disneyland?"

Dr. Wendy Ulrich (un psicólogo licenciado con más de 25 años de experiencia):

Las personas que provienen de diversas tradiciones religiosas tienen experiencias "espirituales", tales como sentimientos, visiones, premoniciones y encuentros, las cuales deben descifrar según sus propias conclusiones. No es inusual que, gracias a esas experiencias, las personas lleguen a la conclusión que Dios es su Dios, que Él está cerca, o que algo asociado a esa experiencia está relacionado con la voluntad de Dios. A menudo, en la Iglesia, animamos a las personas a buscar esos sentimientos y experiencias como evidencia de la mano de Dios o de la veracidad del mensaje de la Iglesia. Sin embargo, personas de otras religiones también pueden tener tales experiencias. ¿Cómo se diferencian la piel de gallina y las emociones que experimento cuando alguien habla en una reunión de testimonios de la piel de gallina y las emociones que experimento cuando el empieza el desfile de las 4:00 de Disneyland? Los críticos pueden concluir que no existe una diferencia real, que no se puede confiar en los sentimientos o que estos no guardan ninguna relación con el espíritu, y que los miembros de la iglesia están siendo engañados por los misioneros que les enseñan que tales experiencias son un testimonio de la verdad otorgado por el Espíritu Santo. Se ha utilizado este argumento para desacreditar las experiencias "espirituales", calificándolas como únicamente emociones subjetivas sin significado sobrenatural. En muchos casos, podría decir que concuerdo con ellos. Por ejemplo, el hecho de que yo experimente ciertas emociones en respuesta a una película (incluso una película de la iglesia) puede decir más sobre la credibilidad de los actores o del talento del director que de la presencia de Dios o de la exactitud histórica del mensaje.

Afortunadamente, no se nos deja a la emoción como única herramienta para discernir la presencia de la mano de Dios en nuestras vidas. Tanto la razón como la experiencia, el consejo de los demás y otras formas de revelación pueden sernos útiles. En efecto, me he dado cuenta de que la emoción se presenta solo en algunas de mis experiencias espirituales y, a menudo, de manera secundaria. Aun con más frecuencia, los suaves susurros y confirmaciones del Espíritu que recibo vienen a mí simplemente como si me ocurriera algo que siento que es correcto y que no presenta ningún tipo de emoción en absoluto. Otras veces, mis emociones han sido intensas, pero la clara voz del Espíritu es absolutamente tranquila y fuera del alcance de mis pensamientos o experiencias. Algunas de mis experiencias espirituales más claras se han presentado como una pregunta o una afirmación en mi mente que me sorprendió por completo o que me tomó un momento asimilar y comprender. Otras se han presentado como un amor puro que supera la capacidad de mi imaginación. He recibido impresiones para hacer algo que, una vez materializado, produjo un resultado sorprendente pero completamente impredecible y que era una clara respuesta a una oración. Asimismo, por lo menos un par de veces, Dios simplemente me dijo algo que fue confirmado más adelante, pero que no tenía ninguna forma de saber por cualquier otro medio. Espero que las personas de diversas tradiciones religiosas puedan tener experiencias similares y me siento cómodo al imaginar a Dios en muchas de ellas, aunque estas resulten difíciles de explicar como algo más que una sensación de calor producida por uno mismo. Me siento cómodo con la incertidumbre producida por la conclusión alcanzada gracias a tales experiencias, la cual va más allá de la experiencia en sí.

Lo que también llama mucho la atención es la frecuencia con la que no recibo sentimientos o impresiones espirituales, aun cuando recibirlos sería más conveniente para mi fe y consuelo. Lo que realmente me gustaría saber no es tanto por qué tengo experiencias que promuevan la fe en momentos predecibles como, por ejemplo, por qué no tengo experiencias que promuevan la fe en momentos en los que recibirlas sería de gran ayuda. Podría explicar un sentimiento cálido como una ilusión en lugar de como el Espíritu si, en general, este surgiera según mi voluntad. Sin embargo, ¿por qué pasaron años sin recibir ningún tipo de reducción en la intensidad de mis sentimientos de traición y de duda sobre un aspecto particular de la historia de la iglesia, aunque había suplicado desesperadamente a Dios en busca de respuestas? ¿Y por qué, si ya había decidido que no recibiría ninguna respuesta satisfactoria, recibí una respuesta que no solo me satisfizo, sino que me hizo sentir humilde, asombrado e instruido con cuatro simples palabras pronunciadas por el Espíritu a mi corazón? Estoy de acuerdo con que se debe ser cuidadoso con las conclusiones a las que llegamos cuando sentimos algo dulce o bueno, pero ¿cómo puedo explicar el comentario de un joven investigador chino que les preguntó a los misioneros, durante su lección, "¿Por qué me siento fría cada vez que leer el Libro de Mormón? Incluso cada vez que toco este libro me siento fría y no logro comprenderlo”. Les aseguro que ningún misionero le había enseñado a esta chica a esperar una sensación de frío en asociación con el Libro de Mormón. Esto no es parte del lenguaje del Espíritu en absoluto. Fue únicamente al escucharla pacientemente que los misioneros pudieron discernir que esta sensación de frío que ella no lograba describir en español no era negativo para ella, sino más bien que se trataba de la sensación que podríamos describir como piel de gallina, un concepto que nunca habían discutido y sobre el cual no tenían vocabulario en común. De modo que ¿cómo debo decidir qué creer? No existe una fórmula simple que se aplique fácilmente a todas las situaciones. Sin embargo, existe un lenguaje del Espíritu que aprendemos a través de la experiencia, la práctica y la atención, y que utiliza tanto los sentimientos como la razón para comunicarse.[1] —(Haga clic aquí para continuar)

Notas

  1. Dr. Wendy Ulrich, "'Believest thou…?': Faith, Cognitive Dissonance, and the Psychology of Religious Experience," Proceedings of the 2005 FAIR Conference (2005).